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LA VIRGEN DE LA SOLEDAD
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Realizada en madera policromada, en el año 1958 por el entonces joven escultor Zamorano Hipólito Pérez Calvo, al cual se le dan serias directrices para copiar la antigua imagen de la Soledad, desparecida años antes en el incendio que asolo la sede de la cofradía.
Costeada y cedida a la cofradía por suscripción popular, por el precio de 40.000 pesetas. La cara de la citada imagen se define por el vulgo como un "rostro de nardo marchito" es de gran devoción en la ciudad , su caída de ojos llorosos y sus manos han sido cantadas por poetas y cronistas, elogiando su pena en la que se puede apreciar la huella de la dulzura.
Viste manto, saya y mandil de terciopelo negro-azulado, bordado en filigrana de oro, perteneciente a la antigua imagen,
y que no desapareció en el incendio por encontrarse custodiado por las M.M. Clarisas. Lleva a los pies la media luna de plata y es coronada por una aureola sobredorada con doce estrellas (atributos identificativos de las profecias de la Virgen y las doce tribus de Israel) Cierra la procesión de Jesús Nazareno y Animas en la madrugada del Viernes Santo y procesiona de nuevo en la tarde del Sábado Santo, con sus damas. Esta vez vestida de riguroso luto, con un maravilloso manto y toca negros, bordados en azabache, a la usanza de la Corte de Castilla.
Procesiona sobre una magnífica mesa encargada por sus Damas y realizada en madera de cerezo por el joven tallista Zamorano: José Antonio Pérez.